27 de febrero de 2013. La reestructuración que Ence se ve obligada a acometer tras las reformas energéticas del Gobierno, constituye una medida «difícil y dolorosa». Así lo ve el director del Centro de Operaciones de Ence en Pontevedra, Antonio Casal. «Se trata, seguramente, del momento más duro que he vivido en casi 25 años trabajando en Ence», explica Casal, «pero mucho peor sería que la empresa permanezca sin hacer frente al serio problema que nos ha ocasionado la reforma energética del gobierno. Si no tomamos medidas ahora, el problema será mucho mayor a medio plazo».
Casal explica que la apuesta de Ence por la biomasa ha permitido a la empresa mantener su competitividad ante los grandes productores brasileños, «cuyos costes de suministro de madera son muy inferiores a los nuestros, prácticamente una tercera parte. Y eso, a su vez ?añade? nos ha mantenido hasta ahora como un productor competitivo en un mercado internacional tan disputado como el de la pasta de celulosa». Hay que tener en cuenta que los costes de la madera representan aproximadamente el 60% del coste total de la fabricación de la celulosa.
La fábrica de Ence en Pontevedra exporta aproximadamente el 90% de su producción. La pasta de celulosa totalmente libre de cloro que produce en Lourizán con madera principalmente gallega compite en los mercados internacionales con otras pastas de fábricas del mundo entero. El precio es un factor fundamental para la venta y las medidas propuestas por Ence al Comité de Empresa están destinadas a mantener la competitividad del producto en el mercado.
Y es que los recientes cambios regulatorios que afectan a las renovables (RD 15/2012 y RD 2/2013) harán que los ingresos de Ence por la venta de energía eléctrica experimenten una fuerte caída, poniendo en riesgo el modelo industrial de la compañía, basado en el aprovechamiento integral del árbol que Ence ha impulsado en los últimos años para la producción de celulosa y la generación de energía con biomasa. Este modeloha hecho posible a la compañía mantener su competitividad en los mercados internacionales, aumentar su capacidad de exportación de celulosa, y mantener su cuota de mercado.
«Sé que es difícil de entender que después de anunciar beneficios del grupo Ence de 43 millones de euros en 2012 se anuncien medidas de reestructuración», explica Casal. «Pero las empresas deben afrontar los cambios de las reglas del presente para construir y garantizar su futuro. Cuando se produce un cambio de este tipo, las empresas deben reaccionar con rapidez, porque una reacción tardía, obligaría, sin duda, a enfrentarse a graves problemas, en muchos casos insalvables. Nosotros, como empresa, debemos actuar para adecuarnos a la realidad de los tiempos que corren».
Casal confía en que la negociación entre la empresa y el Comité permita que las medidas de reestructuración se hagan con el mayor consenso posible. «Durante mucho tiempo, los trabajadores de Ence han dado lo mejor de sí mismos para convertir madera gallega en un producto de exportación de primera calidad, y supieron hacer de la fábrica de Lourizán un ejemplo mundial de gestión ambiental. Están acostumbrados a afrontar dificultades y por eso, entre todos, hemos elevado esta empresa hasta el nivel en el que está. Confío en que entre todos sepamos también construir el futuro de la empresa».